miércoles, 11 de marzo de 2009

todo me cansa, todo me aburre men.

Uno de los problemas de los que crecimos y fuimos criados en los revolucionados años noventa
fue que nuestras madres (o encargadas de nuestro cuidado) se preocuparon demasiado por tenernos contentos o, en el peor de los casos, entretenidos. Así es, los adultos de aquel tiempo estaban convencidos que permitirnos el aburrimientos significaba una brutal y frontal patada en las bolas: sencillamente éramos niños insufribles; berrinchudos, inconformes, exigentes y con cada vez más medios como para que no se nos mantuviera contentos.

La cosa ha venido a desembocar veinte años después, en una inhabilidad para proporcionarnos nuestra propia diversión, para satisfacernos por nuestros propios medios y/o entretener a otros.
Por eso muchos como yo, están completamente inertes, inseguros y esperando que alguien venga a entretenernos.

Por favor, no culpen a la t.v. o a los videojuegos. Ellos difícilmente tienen algo que ver.

3 comentarios:

Unknown dijo...

jei men

jei foquin men

Unknown dijo...

Cuánta razón tienes... Lo difícil es conseguir "encontrarse a uno mismo" (una expresión harto sobada, pero lapidaria) para superar ese aburrimiento, encontrando cosas que nos permitan sentirnos mejor.

Suerte

molokoid dijo...

Totalmente de acuerdo, mi niñez fue en los noventa y ahora tengo el mismo problema. Nos acostumbramos a matar el aburrimiento con la "novedad", siempre aparecía algo nuevo que prometía quitarnos el aburrimiento, y por un rato lo conseguía.

Ahora ya de grandes nada nos parece novedoso y nada puede calmar nuestro aburrimiento. No crecimos con la capacidad de divertirnos a nosotros mismos y ahora estamos mas aburridos que una ostra.

Otro trastorno más provocado por la sociedad de consumo, y van...

Bueno, te agradezco por tu blog, que al menos me ayudo a combatir mi aburrimiento crónico por un rato.