lunes, 26 de febrero de 2007

de la inspiración

A pesar de todo lo que me rodea -¡oh miedo incierto y clishé! -me encuentro bastante solo, no obstante eso, triste.
Las musas me traicionaron. Aun escucho sus risillas burlonas en el éther, aun puedo saborear la dulcísima miel de sus senos, aun puedo sentir su cálida mano una que otra vez queriendo guiar mi mano izquierda sobre el papel y ¡malditas! aun puedo sentir su oloroso aliento en mis oídos. Los libros que apilé ayer en el ahora único librero que me queda se ven como vacíos, tengo miedo de abrirlos y darme cuenta que Aliocha ha escapado, que Leopold ha decidido abandonar a Molly, que los cautivos de la guerra civil española han decidido entregar a sus compañeros de armas para salvar la propia vida, que el anciano no se hará a la mar para perseguir a la gran ballena blanca, tengo miedo de abrir un libro y encontrarme con que Anna está muy contenta con su esposo Charles y que no desea nada más de lo que siempre ha tenido. Terror: la Srita. Schdmit nuca le robó el dinero a sus padres.

¡Musas, malditas traidoras, seres aborrecibles, despreciables alimañas! Regresen por favor.