viernes, 29 de abril de 2005

dejando la galaxia

Una vez más la fuerza de los días nos obliga a partir dejándolo todo, tirado, sin ordenar, todo aquello en lo que alguna vez creímos o sentimos o dimos por cierto, en fin, todo aquello es dejado atrás, por la simple fuerza de los días, la que nos obliga a partir dejándolo todo, tirado, sin ordenar, todo aquello en lo que alguna vez creímos o sentimos o dimos por cierto, en fin, todo aquello es dejado atrás, por la simple fuerza de los días, la que nos obliga a partir dejándolo todo, tirado, sin ordenar

lunes, 11 de abril de 2005

En la angustia

Creo que es hora de que me enfrente a mis temores; al mundo, que ni es mundo, pero que parece el mundo para mi.
------------- E.B.S

viernes, 8 de abril de 2005

El becerro de Oro

"Sería complicado y además un poco absurdo, pretender separarse o desentenderse de todo aquello que sucede en el lapso que tenemos de vida, aun bajo la prención neutral del artista puro. Tengo la fortuna o la desdicha de que en mi lapso de vida han sucedido muchas cosas recientes y pasadas -la muerte del Papa, la aparición de grupos en la frontera norte, del lado gringo, que se dedican a la caza deportiva de inmigrantes, de ser testigo de cómo las previsiones de Giovanni Sartori se vuelven cada vez más crudas con respecto al caracter de veridicción de la televisión -y bien, sería imposible no ofenderme con estás cosas, sentirme tocado por lo que sucede y con la obligación de actuar".
De esta manera argumentaba yo en una discusión durante el desayuno a razón del desafuero del Andrés Manuel López Obrador "sin apasionarse -decía la sapientísima voz de mi padre -sin apasionarse, no vale la pena, todo es un teatro" "no niego que haya lo considerado -seguí -es lo más probable, pero hay cosas que no son teatro, hay gente que no sabe leer, padre, gente que no tiene medicamentos, muertes absurdas que son completamente evitables, gente que vivie en cuevas y casa de pésima arquitectura y eso, sapientísimo padre, no es ningún teatro o probablemente lo sea desde la concepción balzaciana de la humanidad". Y en diciendo esto, ambos caímos en una meditación profunda, profanda sólo por la omnipresencia del becerro de oro.

domingo, 3 de abril de 2005

Hermanos:

En verdad quiero decirles, queridos lectores, si dijeramos todo lo que tenemos en la cabeza cuando nos enfrentamos al tan temido otro, si en lugar de tolerarlo con una sonrisita hipócirta, si nuestras madres nos dijeran lo cansadas que las traemos con nuestros pedidos y múltiples quejas, si los ojos no se posaran en lugares comunes cuando nos encontramos en una situación áspera, en verdad os digo, oh hermanos, esta sociedad, tal y como la conocemos, no existiría. ¡Perfida sociedad basada en la apariencia, personæ, como la conocían en la antiguedad, la máscara, el ser otro, el ocultarse detrás de lo que se quiere o lo que se quiere dejar de ser! Cuán desgraciada es la situación, cuán castrante resulta vivir entre los otros. Pero, ni hablar, la especie debe perdurar.