viernes, 8 de abril de 2005

El becerro de Oro

"Sería complicado y además un poco absurdo, pretender separarse o desentenderse de todo aquello que sucede en el lapso que tenemos de vida, aun bajo la prención neutral del artista puro. Tengo la fortuna o la desdicha de que en mi lapso de vida han sucedido muchas cosas recientes y pasadas -la muerte del Papa, la aparición de grupos en la frontera norte, del lado gringo, que se dedican a la caza deportiva de inmigrantes, de ser testigo de cómo las previsiones de Giovanni Sartori se vuelven cada vez más crudas con respecto al caracter de veridicción de la televisión -y bien, sería imposible no ofenderme con estás cosas, sentirme tocado por lo que sucede y con la obligación de actuar".
De esta manera argumentaba yo en una discusión durante el desayuno a razón del desafuero del Andrés Manuel López Obrador "sin apasionarse -decía la sapientísima voz de mi padre -sin apasionarse, no vale la pena, todo es un teatro" "no niego que haya lo considerado -seguí -es lo más probable, pero hay cosas que no son teatro, hay gente que no sabe leer, padre, gente que no tiene medicamentos, muertes absurdas que son completamente evitables, gente que vivie en cuevas y casa de pésima arquitectura y eso, sapientísimo padre, no es ningún teatro o probablemente lo sea desde la concepción balzaciana de la humanidad". Y en diciendo esto, ambos caímos en una meditación profunda, profanda sólo por la omnipresencia del becerro de oro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Zaaaaz

Anónimo dijo...

Es un mal pastiche o en serio piensas que la poesía es una serie de ideas más o menos ordenadas con relleno cremosito, o sea, un lenguaje fuera de los contextos que marca el uso!! Sea lo que sea, es terriblemente malo!!!!!