martes, 23 de octubre de 2007

Fast Forward >>|

La cosa fue así:

imaginen un camión repleto de estudiantes cansados y durmiendo (uno que otro dándose sus arrimones correspondientes) el reloj del bus marcaba las 3:39 de la mañana. Yo en cuclillas sobre mi asiento escuchando música en mi yoPod (iPod)...

"Fo-------------->u--->nd wha-------->t I--------->´ve lo-------------->st
In-----------si-------------------->d, my----> spi------------------->ri---->t
ha----------------->s bee----------------->n pu---------------------->ri------------->
fi------------------------->d(...)"

...de repente, el camión bajó la velocidad, de sus habituales y reglamentarios 95 km/h a no-sabría-decir-con-exactitud qué velocidad, lo que fue evidente es que era mucho más lento, tal vez 60km/h, durante la baja de velocidad la músca seguía...

"(...)my--------------------> spi----------------->ri--->t ha-------->s bee----------------->n
pu----------------->ri--------------->fi--------------------->d(...)"

...el camión inició un incremento de la velocidad, 65, 70, 78, 85, 90, 95km/h y todo de un golpe

"(...)thank you for the sun, the one that shines on everyone who feels love, now there´s a million years between my fantasies and fears, I feel love(...)"

En ese preciso momento sentí unas enormes ganas de saltar por la ventana, de que el autobus se volcara en el camino, o de que un meteoro callera frente a nosotros y nos quitara de la existencia, en ese momento, lo supe inmediatamente, alguien había oprimido el botón FF>>, ese que hace andar la música, los DVD´s y las cintas de audio más rápido, el que hace que todo se escuche con voz de 'ardillita'; supe, sin lugar a dudas, que mi vida comenzaba a ir más rápido, que las pausas y los retrocesos serían cada vez más esporádicos. En resumidas cuentas, presencié lo que algunos ni cuenta se dan sino hasta que tienen 40 ó 45 años, dos hijos y tres hipotecas: el momento en que la vida se empieza a hacer ajena.

No cabrá para mí, en el futuro, esa pregunta retórica: ¿cuándo dejé de vivir mi vida? O ¿cuándo se me fue el tiempo? Yo lo presencié, el momento. Era el sábado 21 de octubre del año 2007, eran las 3:38 de la mañana; me encontraba en algún lugar entre Campeche y Tabasco, y mi vida se aceleró, se aceleró como el camión enfilándose a Puebla.

miércoles, 10 de octubre de 2007

an eye for an eye..?

¿Tienen algún sentido secreto, oculto e inescrutable los vericuetos de la vida?

¿Por cada uno vienen dos de regreso?

¿Si me ocurren tres cosas buenas debo esperar seis malas?

No sé por qué tengo la tendencia a pensar que así es, que no puedo escaparme de la mano terrible e implacable de la justicia, del orden, de la homeóstasis universal.
Supongo que sólo me queda esperar, esperando que no sea tan grave y que en realidad haya una mejora general.

"Oremos .

.

.
let us [be] pray"

miércoles, 19 de septiembre de 2007

"Are all the actors like that? All the great actors..."

"Don´t touch my face or my hair..."







Vincent Gallo en Arizona Dream

"

You´re killing yourself the way you eat

(...)

You fucked my wife...

"

sábado, 11 de agosto de 2007

Noche complicada

Me he quedado sin lentes, tengo la vista cansada y los ojos hinchados.
Afuera alguien está 'dancing with the devil' y mi computadora reproduce Paris Combo.

No es que esté enojado por las cosas de la vida, simplemente es que estoy confundido: la misma vida, los mismos ojos, los mismos oídos.

Presiones nuevas en una vida que se comienza a re-construir, a re-direccionar...

miércoles, 27 de junio de 2007

¿Limbo?

señores:

si es que acaso que hay alguien que ha leído este blog o habrá alguien que leerá este post, debo decir que, aunque ninguna de las condiciones anteriores se cumpla, me siento completamente engañado por la vida, que las prespectivas que tenía, otrora claras, ahora se convierten en sueños difusos y que requieren, por mi personlaidad más que por otra cosa, de esfuerzos enormes y ciclopeos para alcanzarlos, para recuperar la pista.

Tengo dolor de espalda, tengo miedo, nudos en el cuello e incertidumbres infinitas y sólo quince días en un trabajo que me está deprimiendo...

domingo, 24 de junio de 2007

Siempre en el mejor momento: en el peor momento

You had to drive
look me in the eye
wishper don´t cry





Camera Obscura, Tears for affairs

Blogeando ¿qué?

Imagino que contar anécdotas nunca ha sido un punto de referencia en éste blog; más bien, creo, nunca se ha contado nada mínimamente 'sistematizado'. Recuerdo que cuando comencé a llevar éste blog -hace cerca de dos años o tal vez un poco más -lo hice tratando de escribir cuentos, o ficciones, agudizando mi curzada anti-poesía escrita. Después pretendí dejar constacia de mi paso intelectual por internet, digo, vaciando lo que creía que sería importante decir. Y después de ese tiempo, es decir ahora, ya es más bien difícil centrar esta actividad como blogger y descifrar qué es lo que estoy haciendo con esto. Pienso que es un síntoma general de mi vida, de éste momento específico de mi vida.

martes, 29 de mayo de 2007

Qué haré.

Ahora resulta ¿qué? Que tengo que dar un discurso ¿Cuál? Uno a nombre de un montón de gente que apenas conozco ¿Por qué? Porque no estaba presente el día del sorteo para decidir quién daba el discurso. Qué malditos ¿no te avisaron para nada? No.

Al menos será en el salón barroco.

viernes, 25 de mayo de 2007

La escencia

Llueve y hace calor suficiente como para abrir la ventana, escuchar las gotas golpear en todas partes, dormir desnudo y no despertar

domingo, 8 de abril de 2007

Fragmento re-econtrado

[...]

Carolina, hija ¿cuánto tiempo llevas en este mundo? Trece semanas, poco más de tres meses y aun no sabes cuándo callarte y aun tu madre no sabe cómo hacer que te calles. Me lavo las manos, me lanzo agua a la cara y me miro a los ojos en el espejo mientras escucho tus gritos, Carolina. Tus gritos: hambre, sueño, cólico, suciedad ¿qué tienes, qué quieres? Necesito que aprendas a hablar para poder ayudar a tu madre con la crianza de otro modo no puedo. Necesito que aprendas a hablar.

Salgo del baño me dirijo a la habitación y fingo interés preguntando: ¿que pasa? ¿Qué quiere? ¿Te ayudo en algo? Recibo tres respuestas: no sé, no sé, no gracias. Te paso la mano por la barriga, beso a tu desesperada madre en la frente, salgo del cuarto, sigues llorando y yo vuelvo a la sala a ver por la ventana.

domingo, 1 de abril de 2007

La filogénesis del lenguaje

¿Dios nos dio la capacidad de hablar?
¿Aprendimos a hablar siendo este el resultado de la culturalización de nuestros sistémas respiratorios y digestivos respectivamente?
¿Somos una gran accidente?

jueves, 8 de marzo de 2007

canciones viejas, canciones tristes

Uno cree que conoce completamente lo que ya conoce, suponemos, no sin pecar de inocencia que ya no es posible sorprenderse.
Agradezco esta larga noche de música, de audífonos y de libro.
Agradezco tener la oportunidad de sentir esa compresión en el estómago, agradezco que exista la múscia y que nos sorprenda una y otra vez, que nos logre ( a mí por lo menos) hacer cerrar los ojos y escucharla con las víceras y tocar la famosa air guitar y dar gracias y estar al borde del llanto y de la risa.
.
.
.
la buena música...


Old songs stay to the end
sad songs remind me of friends
and the way it is
I can leave it all
and I ask myself, would you care at all?



Mogwai, Cody.

lunes, 26 de febrero de 2007

de la inspiración

A pesar de todo lo que me rodea -¡oh miedo incierto y clishé! -me encuentro bastante solo, no obstante eso, triste.
Las musas me traicionaron. Aun escucho sus risillas burlonas en el éther, aun puedo saborear la dulcísima miel de sus senos, aun puedo sentir su cálida mano una que otra vez queriendo guiar mi mano izquierda sobre el papel y ¡malditas! aun puedo sentir su oloroso aliento en mis oídos. Los libros que apilé ayer en el ahora único librero que me queda se ven como vacíos, tengo miedo de abrirlos y darme cuenta que Aliocha ha escapado, que Leopold ha decidido abandonar a Molly, que los cautivos de la guerra civil española han decidido entregar a sus compañeros de armas para salvar la propia vida, que el anciano no se hará a la mar para perseguir a la gran ballena blanca, tengo miedo de abrir un libro y encontrarme con que Anna está muy contenta con su esposo Charles y que no desea nada más de lo que siempre ha tenido. Terror: la Srita. Schdmit nuca le robó el dinero a sus padres.

¡Musas, malditas traidoras, seres aborrecibles, despreciables alimañas! Regresen por favor.

miércoles, 3 de enero de 2007

De mí últimamente

He sido por mucho tiempo, puedo decirlo ahora, yo. No estoy seguro si el cambio de las estaciones, muchas veces inadvertido para mí, tenga algo que ver con la visión que tengo de mí mismo, quiero decir, si el paso del tiempo al fin ha logrado causar algún estrago de esos de los que se queja toda la gente: la edad. Me alento, es decir, me vuelvo cada vez más lento, las cosas que veo se vuelven más y más rápidas, los cambios, los cíclos, todo. Digo que he sido mucho tiempo yo, porque me doy cuenta que a veces quisiera no tener memoria de nada, no tener noción del presente y no figurar el futuro. La catatonia rige mi vida, la impavidez es mi amiga. Dejar de ser yo ¿para ser quién o qué? Debo dejar de desear insensateses.

viernes, 1 de diciembre de 2006

viernes, 15 de septiembre de 2006

La Filemona

Es como un gran drama trágico: el héroe pide silencio a sus espectadores ideales, empuña su espada y se interna en el egeo; es como una nota alta sostenida por la soprano en una vieja ópera, es recordar los viejos tiempos de amor y paz: de la psicodelia, de los 60´s, de un ideal, de la lucha con flores contra una guerra de bombas, balas y explosiones.

Es, sin duda, el invento más perfecto del ingenio germano, es, o fue, mi primer auto.

El otro día la dejé estacionada frente a la casa en el desnivel que forma la entrada sus faros miraban al poniente, esos faros con personalidad, redondos, como ojos de inocente, estaba inclinada mirándome llegar de frente a ella, me miraba, lo juro, casi con inteligencia, casi con tristeza, no sé cómo decirlo. Su parabrisas grande y abombado, emulaba una frente amplia, sus limpiadores eran como pestañas arqueadas hacia arriba, expresaban sorpresa o tristeza o casi miedo. Conforme me fui acercando la pude escuchar, temblaba, sus puertas de pasajeros (que no cerraban bien por falta de gomas) hacían el ruido característico de la lluvia en un tejado, asombrado, me paré a un lado de la puerta de conductor, saqué mi juego de llaves y la abrí, entré, me senté en el asiento y, como reacción habitual, pise el freno, estaba tenso, como si alguien lo estuviera pisando, me pareció extraño, supuse que las balatas estarían aferradas a los discos. Bajé, cerré la puerta, me acerqué al retrovisor y pregunté, como para mí mismo: Filemona ¿qué te pasa?

Es que ya me voy, y no quiero.

domingo, 10 de septiembre de 2006

Fragmento: biografía

“Aunque obstruya las tierras y las aguas, sin embargo, el cielo ciertamente está abierto; iremos por allí: ¡aunque posea todas las cosas, Minos no posee el aire!”

------ Ovidio, Las Metamorfosis: VIII-II

Tres pares de ojos, seis globos en total, desde lo alto miran la tierra: sus campos, sus cerros, ríos, calles, edificios y grandes avenidas, todo parece salido de la postal de un país lejano, tal visión roza con lo irreal ¿quién hubiera podido concebir tal prodigio? El avión: los hermanos Wright, el barón rojo, Jules Verne, el globo aerostático, la vuelta al mundo, Mario Moreno, Air France, Osama. Las nubes son muy parecidas al vapor delicado que emana del agua hirviendo para preparar gelatina en casa y si uno atraviesa una nube las gafas escurren gon gotitas de agua, como la que queda en los cuerpos después de tomar un baño de vapor. ¡Mira! Si sacas la cabeza por tu izquierda, verás que los campos que fumigamos son tan vastos, que ni con nuestra altura podemos verlos todos ¡mira! Con nuestra altura, las explosiones allá abajo parecen como ondas en un lago, las piedras que aventamos ruedan y tiran casas y le cortan las piernas a los niños ¡Mira! ¿Quién hubiera podido concebir tal prodigio? Aeronauta, tú, como Dédalo desafías tu naturaleza, como Ícaro, su hijo, no tienes más que atenerte a las consecuencias de tu propia vanidad, tus alas, endebles, apenas te logran sostener y nada más que tu propia estupidez será la que te precipite al profundo y negro mar.

www.aeronauta.tk

sábado, 2 de septiembre de 2006

¿por qué al otro lado del mundo los autos se manejan al revés?

¿Por qué todos extrañamos al Crazy y sus interminables pláticas sobre las hormigas y sus múltiples inventos?

miércoles, 2 de agosto de 2006

Blog

Me encuentro acostado en la cama de alguien más, en un colchón con una historia indescifrable, incógnita. Las huellas y los rastros en él me hacen pensar en fornicaciones placenteras y dolorosas, en pesadillas terribles y sueños dulces; su irregularidad me recuerda a un paraje desértico: un alto cerro y una enorme y alargada planicie, más bien como un valle. Recuerdo la pena y con rencor veo tras mis ojos, dentro de mis párpados la desilusión de una vida que al mismo tiempo es muy pronto para evaluar pero lo suficientemente larga para mirar atrás y comparar el momento actual con tiempos pasados. Aun tengo la misma duda: ¿dónde está? Esta duda, cómodamente general, evita que me detenga y al mismo tiempo me cerca, me doma. Me siento, en esta vida, como un cordero dentro de un corral, iluso, pastante, in-intencionado. No conozco más que lo que me han mostrado, lo que alcanzo a ver más allá de mi cerca, lo que veo cuando miro hacia arriba, lo que veo cuando ando con la cabeza baja y todo me parece tan real y tan inalcanzable. No puedo alcanzar las estrellas, no puedo correr más rápido de lo que mis piernas me lo permiten, no puedo subir más alto de lo que mis pulmones soportan, no puedo comer más de lo que cabe en mi estómago: estoy confinado a este corral y me quejo por ello, lloro por mis limitaciones, lloro ante los sacrificios, ante los holocaustos y ante la carne podrida de los que están junto a mí; ante la felicidad de los que tienen otro mundo, ante los que se refugian en ti, ante los que no te creen, ante los que, abstraídos, golpean sus cabezas en fieras batallas.

¿Dónde está? Mi pregunta multipropósitos, mi pregunta salvadora, mi látigo, mi domadora.

He escuchado tantas voces ya, tantas lenguas diferentes, he mirado tantos ojos, he pisado tantas tierras, he visto el cielo desde diferentes perspectivas, me he sobrecogido ante visiones tan distintas, ante ruidos tan diversos. Yo no busco –como sería lógico para responder mi pregunta –porque aunque lo hiciera no sabría cuando encontrará lo que estoy buscando, es, como dije, una simple justificación, un pretexto, una premisa, una falacia, una tautología, un mantra. Estoy, en definitiva, perdido. Soy demasiado escéptico para creer en el más allá pero tan miedoso como para negarlo: por eso mantengo mi duda, para poder levantarme, para vencer mi indiferencia a bañarme, para comer y para la lista interminable de pensamientos que debo pensar y para la lista reducida de cosas que puedo y me veo obligado a hacer: para no detenerme y convertirme en una piedra. Es extraño, normalmente la gente actúa sobre o a consecuencia de lo que cree son sus certezas –aunque yo sé que las certezas siempre refugian una duda en su interior: Cristóbal Colón se aventuró a la mar creyendo que llegaría a la India, las misiones espaciales salieron del planeta sabiendo que sus máquinas no les fallarían; creyendo que lo que hacían era posible, la gente se duerme sabiendo que mañana despertarán con el sol asomándose nuevamente por sus ventanas, salen a trabajar sin preguntarse si su casa seguirá donde la dejaron –y en todo esto cabe la duda. Yo no, yo me muevo por mi duda, porque no estoy seguro de qué sucederá, me muevo huyendo de la posibilidad de que las cosas cambien mientras estoy ahí, aunque cuando me voy no sé si las cosas seguirán ahí, me fascina y aterra la idea de que las cosas dejen de estar en el lugar que recuerdo, de que la ciudad cambie la orientación de sus calles, de que el sol salga por el otro lado, de que no haya luna en la noche, de que las estrellas sean verdes o moradas, de que el volcán que veo todos los días ya no esté más ahí, de que las flores sean otra cosa. No quiero estar ahí cuando las cosas cambien. Por eso hago lo que hago, espero la muerte para saber qué hay después de esto y me aterra pensar que sí hay algo y que no cumplir con lo que se supone debo cumplir ahora para llegar a uno o a otro lado después de la vida y que el infierno existe y que el paraíso y la eterna recompensa también.

La duda, mi duda, es la respuesta –incongruente –al miedo, pero la prefiero así.

sábado, 10 de junio de 2006

en venganza

¿Cómo algunos sonidos en lengua extraña pueden conmovernos? Algunos y otros sostienen que la poesía entra por los sentidos y se instala en el ánimo para moverlo, ora a la euforia ora a la depresión. Yo siempre sostuve que la poesía, como la mayor parte de las artes, deben antes pasar por el tamiz de la razón y la inteligencia, es decir, que no sería posible "el éxtasis inocente". Escuché también que la poesía y el arte verdadero trascienden fronteras de todo tipo, entre ellas las del lenguaje.

Ciertamente el escocés, ese que se hablaba en Glasgow antes de que el imperio británico se adjudicara las tierras altas, es una lengua lejana geográficamente a mi español mexicano, sin embargo no puedo sacarme de la cabeza la frase que escuché y escucharé hasta el cansacio:

Arbed amser ar ben fy hun
Cynal cof ac atgofion blin
Pwyth am bwyth
Chwant am chwant

----Mogwai

Siempre me quise hacer el muy maloso pensando quela poesía "no me pegaba" como a todos -aunque debo reconocer que mi sentido estético y animal (de ánimo) está un poco atrofiado; sin embargo, ahora que lo pienso lo mismo me pasaba con los hai-kais. Cuando los escuché por priera vez en voz de Kioko. No lo quería reconocer, pero creo que ya es hora:

silencio,
salta la rana
la gota de agua

lunes, 22 de mayo de 2006

Vértigo

En sus sueños más felices no deja de volar y en sus pesadillas más terribles siempre está en lugares altos y ahí, no es miedo lo que siente, sino vértigo.
–¿Le temes al éxito? –Afortunadamente no tenía que pagar por esa consulta, Jacqueline era sicoanalista y además una excelente amante.
–¿Miedo? No, yo no diría que es miedo, es más bien aversión, rechazo. En resumen, y con esto facilito tu labor, no quiero ser como mi padre.

lunes, 8 de mayo de 2006

Baba de perico, baba gato, las babas del diablo

Antes que nada, debo dejar perfectamente claro que padezco un desorden obsesivo-compulsivo hasta creo que tuve, en cierto momento de mi niñez, algunos síntomas propios del autismo. Sin embargo, y no quiero pensar que sea por ese historial clínico, a pesar de estar conciente, seguro -positive dijeran los gringos -de que en el mundo son muchas más las cosas que nos pesan y nos abruman, hay otras, que como las de hoy, me permiten repetir pasajes una y otra vez, repetírselos a otros hasta el casancio, hasta que se harten, sólo para mi diversión, para mi alegría. Pasajes, frases, sustantivos, pronombres o artículos que desde que los leo o escucho, me hacen feliz. Feliz de una manera un poco enferma e insana, no sé, pero felicidad es felicidad. Hoy recuerdo de hoy, y espero que por muchos días:

"Pero el sol estaba también ahí, cabalgando el viento y amigo de los gatos,(...)."

Cortazitar, ese sí es un genio. ¿Quién en la vida pudo haber acuñado frase tan genial, tan llena de vida y brío? (Es pregunta retórica). Tan genial como para emocionarme tanto: y amigo de los gatos,. Sólo Cortázar.

domingo, 30 de abril de 2006

Para quien se interese.

El texto se encuentra en este blog fechado septiembre 28, debo reconocer que en realidad el texto es muy malo, es más bien un texto "situacional" con ningún valor liteario...lo reconozco.

miércoles, 12 de abril de 2006

El culo de Palinuro

STATELY, PLUMP BUCK MULLIGAN CAME FROM THE STAIRHEAD, bearing a bowl of lather on which a mirror and a razor lay crossed. A yellow dressing gown, ungirdled, was sustained gently-behind him by the mild morning air. He held the bowl aloft and intoned:-- Introibo ad altare Dei.
---------James Joyce, Ulysses
Introibo ad altare Dei, Buck Mulligan, haciendo una obvia burla del caminar ceremonioso de los sacerdotes al entonar esta parte del Introito, llama a su amigo el jesuita miedoso, Stephen, para hablar con él mientras se rasura.
Palinuro espera que le afeiten el culo, donde descubren el ojo de vidrio de algún general, El ojo universal.
Qué pena..qué pena.

miércoles, 5 de abril de 2006

De la poblaneidad (mensaje a los organizadores: Puebla 475)

Señores:

Resulta para mí una gran contrariedad ver cuánto se "anuncia y pregona a grandes voces" lo orgullosos que nos debemos sentir -que sin duda lo estoy -de ser poblanos y vivir en Puebla cuando en mis diaras caminatas por el centro y mi desplazamiento por sus calles no veo sino edificios derruidos y sucios. Eso me parece, no sé, evitable, mejorable, solucionable. Me parece que una "celebración más digna" sería rescatar todos esos edificios y educar a las generaciones más jóvenes en el aprecio y cuidado de estas joyas. Sé que es difícil y que esto depende de otros muchos factores, pero creo que si se piensa "más-bien a largo plazo" y no tanto en celebraciones anuales, esto es posible.

Quisiera poner especial énfasis en un edificio-estructura, que me causa especial lástima y que, para los que la conocemos, no podemos sin coincidir en la maravilla que es: hablo del "Puente de México" que se encuentra donde terminan/empizan la prolongación reforma y el ahora Boulevard Forjadores (antes federal a a Cholula). Esta estructura lleva años (siglos) en pie y no tengo conocimiento de que se le haya dado mantenimiento y ahí sigue, olvidada en el extremo de la ciudad, sucio, maltrecho, golpeado, sin protecciones adecuadas para los conductores, transeúntes y para la estructura misma.

Volviendo a mi idea de "una celebración más digna" me gustaría ver que estas estructuras tan viejas como la ciudad misma, sean tratadas, curadas, restauradas y protegidas adecuadamente, para que sigan prestando el servicio que por siglos han prestado a la ciudad.

miércoles, 29 de marzo de 2006

Epifania (1)

Oro, frenesí absoluto por la posesión, infame deseo de lo efímero, cruel tragedia andante, veneno de las entrañas.

Dime: ¿cuál de todos estos prefires, hijo? La miró y volteó inmediatamente, fijando su mirada allá, en el horizonte, más allá del reluciente cristal de la ventana, allá, donde la mirada sólo especula. Sobre la mesa había dejado tres cajas pequeñas, cada una más interesante que la que la flanqueaba, no sé, estaba confundido, las quiero todas, ella le había dicho que sólo podía esoger una este año. Daba igual cuál escogiera, de cualquer modo no conocía su contenido, así que lo que sea que está dentro, es ganancia, no puede ser tan malo, en mi cumpleaños sólo cosas buenas me pueden dar. ¡Quiero esta! Saltó de la silla, qué tendrá, no sé, abrirla. Con cuidado. La cajita era de madera, pintada de azul con volutas color oro sobre la tapa, los lados y la base. En la parte de atrás, donde se articulaban unas bisagras delicadamente construidas, tan pequeñas, tan elaboradas y tan brillantes, estaba magistralmente pintado un león agazapado con melena dorada y portentosas garras, bajo el león, decía con letras góticas apenas legibles Leo de tribu Iuda. No sé, hijo, exactamente de dónde viene, pero era de mi abuelo y, según sé, cuando él era niño estás cajas ya tenían mucho tiempo en la familia, son algo así, como las joyas de nuestra familia, la herencia menos esperada, pero la más simbólica.
Tomó la llavesita que estaba sobre la tapa, la introdujo dentro de la pequeña cerradura, la hizo girar, abrió la tapa y, envuelto en una tela vieja, que presentaba razgos de haber sido roja, había una piedra color oro. Eso es, lo que piensas, eso eso. Y es tuyo hasta que tenga que ser de alguien más, hijo. Ahora los tesoros familiares empiezan a pesar sobre ti. Eso es, hijo, el oro de la familia.

viernes, 24 de febrero de 2006

Para soñar

De regreso en mi casa -eran las 9:45 -descrubrí a Mota, mi gato, muerto. Estaba tirado enmedio de la sala, en el mueble donde guardo su alimento había señales de su frenesí. Lo levanté, lo metí en una caja de zapatos y lo deslicé bajo la cama. Lo menos que puedo hacer es concederle la venganza e imponerme la penitencia, de no dormir bien por el resto de mi vida.

lunes, 23 de enero de 2006

No olvidar

(Talvez logremos recordar, cuando nos hayamos ido, el calor de los cuerpos, el hálito de las bocas, lo filoso de las uñas, el olor de los cabellos.)

Déjame que te recuerde que la última vez que nos vimos el orgullo pudo más que tus deseos. Ojalá no vayas a seguir con eso, espero en dios que no vayas a seguir con eso. Despreocútate, no seguiré.

(Uno debe recordar el tipo de cosas que no debe olvidar, uno debe insistir en la memoria, uno debe tratar de no olvidar.)

¿Por qué no volviste? Espero que no sigas con eso. Olvidémonos de la satisfacciósn, recuerdo barbárico, remanente animal, olvidémosla por completo, pensemos: ¿qué es la satisfacción sino el placer puramente animal de presenciar cosas hechas -bien hechas -, logradas, terminadas, pulcras, primitivas? ¿Para qué queremos la satisfacción sino para recordar todo lo animal que somos?

martes, 3 de enero de 2006

Saturno devorando a sus hijos

Es cuando las personas se desnudan y cuando tocan su cuerpo sin pensarlo, cuando las añoranzas juveniles ceden su lugar a las despreocupaciones emocionales propias de la edad adulta; es cuando el recuerdo del día más feliz en la preparatoria se vuelve borroso e incierto, es cuando la parte más emocionante de aquel viaje no alcanza a ser tan evidente ni con la fotografía en la mano, es así, irremediablemente, cuando nos vamos haciendo más viejos y la memoria nos abandona.

sábado, 24 de diciembre de 2005

Ladridos en la mar

Su nombre es Beatriz y tiene miedo de la mar. Cuando era niña sus padres decidieron hacer un viaje a las playas de Acapulco, tenían la idea de que a Beatriz, de cuatro años, quedaría encantada con las olas, el sol y la arena. Sin duda el viaje marcó su vida, sin duda aquellas vacaciones, las primeras en su vida, serían las que recordará hasta el fin de sus días. Llegaron al estado de Guerrero en avión, un viaje de Aeromexico, desde el Distrito Federal, más un breve recorrido en autobús, hasta un hotel con vista al mar atestado de turistas rojísimos por la sobreexposición al sol, sumaron un total de dos horas con todo y retrasos.
Al llegar al hotel, Beatriz estaba confundida y nerviosa entre tanta gente, de alguna manera sabía que algo no estaba bien. No sabía por qué, pero su piel se sentía extraña, demasiado húmeda, sus ojos resentían mucho más la luz del sol reflejada en el mármol lustrosísimo del lobbie. Su madre y ella se internaron en el baño de la planta baja mientras su papá confirmaba las reservaciones y se encargaba de que todo estuviera en orden. Beatriz no quitaba la mirada de su padre mientras se alejaban y perdían entre maletas, bultos y ¨güeros que hablaban como ladridos de perro". No Bety, no ladran, hablan otro idioma, explicaba su mamá mientras le cambiaba el pantalón por unas bermudas azul turquesa y sus zapatos por unas sandalias en uno de los cubículos del baño de mujeres. ¿Y ellos entienden lo que nosotras decimos? Preguntaba Beatriz Puede ser que algunos, pero otros no. Terminó por decir su mamá. Salieron del baño, regresaron al lobbie. La recepcionista les informó que su esposo había ido ya a la habitación y que pidió que lo alcanzaran en cuanto pudieran. Beatriz miró las palmeras y el cielo azulísimo a través de la gran puerta de cristal del hotel. Se encaminaron hacia el elevador, su mamá picó el botón de flecha abajo y esperaron un momento. El elevador se abrió dejando salir un alud de gente, Beatriz se escondió trás su madre y luego entraron, con ellas un montón de gente entró también. Pasaron por el primer piso, bajo algo de gente, pasaron por el segudno y nadie bajo, finalmente llegaron al tercero y bajaron. Buscaro la habitación 320. Empezaron a caminar por un largo corredor con muchas puertas. ¿Qué hacemos aquí mamá? ¿Dónde está mi papá? Preguntó Beatriz. Esto es un hotel ¿recuerdas que te hablé de ellos? Aquí vamos a dormir unos días y tú papá está en nuestro cuarto. El pasillo le parecía larguísimo, caminaron y por fin llegaron a su habitación. La puerta estaba entre abierta. Entraron. Beatriz empezó a husmear con desconfianza. De una puerta cerrada se escuchaba el ruido de la regadera. Beatriz se paró frente a la puerta de entrada, frente a sí había un ventanal grande con cortinas blancas batidas al viento y a través de ello podía mirar el mar, tan azul, el sol entraba con tal intensidad que era necesario entre cerrar los ojos para no quedar ciego. Beatriz miraba el horizonte de azules en competencia cuando escuchó la voz de su madre ¿te gusta? Beatriz asintió con la cabeza sin decir palabra. Te lo regalo. Voy por él. Vio a su madre ser tragada por el azul del mar y escuchó los ladridos nuevamente.