lunes, 21 de marzo de 2005

Introbo ad altare Dei

De las culpas que guardamos en el corazón, de los sueños que tenemos en la mente, de los miedos que tenemos en los ojos, lo único que realmente te debe importar, hijo mío, es cómo evitar sentir esas cosas: controlar tu corazón, dominar tus pensamientos y cerrar tus ojos cuando sea necesario.

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