miércoles, 29 de julio de 2009

De cómo la vida se va y nosotros la dejamos (II) / Soy indeciso

Últimamente me han estado dando vueltas una serie de imágenes en la cabeza, todas en torno a la finitud, al desasosiego y esas cosas que afectan tanto a los viejitos como yo.

Creo que he estado inmerso en un proceso de priorización de acciones. Al darme cuenta que no soy el tipo que creí que sería, no me queda de otra más que pensar y pensar mucho. Trato de visualizar siempre lo que soy y lo que es alrededor mío, a veces puedo verme a mí mismo recorriendo los mismos caminos o hablando con las mismas personas y puedo notar, en esa imagen de mí mismo, cómo el ceño se frunce más de lo que los dientes se asoman para sonreír. Al menos eso creo.

Cuando trato de verbalizar esas imágenes sale algo como: ¿crees que podrías enunciar las cosas que son más importantes en la vida en este momento?

No sé cómo contestar a esa pregunta, no sé sino provocarme más preguntas como: ¿es realmente importante tener cosas importantes? o ¿qué tan importante es tener un referente de felicidad? Como sea. Quién puede responder tal pregunta? Quién puede, si no es en las postrimerías de la vida, responder cabal y sinceramente a esta pregunta?

Como los prisioneros del Muro de Sartre, parece que nos tomamos la vida muy en serio como si fuéramos inmortales. Lo creo sinceramente.


***
Si tuviera que decir qué soy
(Correspondiendo a la convocatoria de Zavet)


Soy indeciso
Por Renato

Debo decir que a lo largo de mi historia, si bien me he caracterizado por no pedirle opinión a nadie para hacer lo que usualmente hago, es cierto también que la opinión de otros está constantemente presente en mí. Es como si me detuviera mucho tiempo a leer lo que sucede alrededor ¿qué opina tal? ¿Qué opina aquel otro? ¿Cómo amaneció la Bolsa Mexicana de Valores? Es una obsesión crónica la que me aqueja, siempre necesito estar seguro de las consecuencias de lo que creo que sucederá si hago tal cosa o tal otra.

No es muy saludable, lo sé, me roba mucho tiempo entre una decisión y otra, pero eso es lo que me hace ser indeciso:
Si el perro mueve la cola tres veces entonces no toco a la puerta, si caen más de tres hojas antes de que llegue me voy, si no me saluda antes de que me hablen tres personas diferentes, es que no quiere que le hable...
Si algún día dejo de hacer este tipo de adivinanzas o lectras del mundo en función de mí, dejaré de ser quien soy. Es muy probable.

1 comentario:

Unknown dijo...

si suena el teléfono tres veces y termino de escribir esta línea en 15 segundos, te dejo un comentario...

hmm... no.