Hoy, de hecho, dimos por muerto al perro. Mostró, sumisamente, ante nuestra indolencia, todos los síntomas que asociamos con los muertos. Tal vez quiso, no para aliviar su dolor, sino el mío, hacerse pasar por muerto ante mis ojos, tal vez quiso, en un último acto de fidelidad, evitarme la carga de observar una muerte peor.
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