Mirar de lejos o mirar de cerca, como un ejercicio de la mirada, implican actividades diferentes y, en algunos casos, opuestas. Acaso la diferencia se encuentre en la posición física del observador (por lógica: más cerca = menos lejos - menos cerca = más lejos); sin embargo, para mí, la cuestión no se presenta tan simple. Permítaseme ejemplificar: cuando estamos a un exteremo de la calle y 'a lo lejos' vemos algo que atraé nuestra atención podemos decir que 'estamos mirando de cerca a ese objeto' o, por otro lado, estando cerca de alguien, frente a él o a ella, podemos estar mirando su rostro, sin embargo, no registrando ninguna de las características que éste presenta, por lo tanto podemos decir que 'estamos mirando de lejos'.
La cuestión me preocupa porque como dicen por ahí "uno está condenado a vivir la vida en primera persona" y por lo tanto, debe lidiar con una infinidad de problemas derivados de la perspectiva que se asuma ante tal o cual situación. Esto se agrava aún más cuando me doy cuenta, debo confesarlo, que me encuentro en un período de la mi propia vida en el que todo lo que es externo a mí tiende a ser mirado desde una perspectiva lejana y lo que puedo mirar de cerca, no sobrepasa mis párpados; como podrán imaginar, esto significa muchos problemas.
Lo que creo que es una de las pulsiones humanas (como hombre, masculino, lo puedo decir) más fuertes, es la de incurrir constantemente a la auto-afirmación del ego individualmente, casi anónimamente como una suerte de reclusión indusida...
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