domingo, 27 de enero de 2008

Cotidianas IV (y última)

...

Pagó al anciano el importe de lo que había consumido, dejó un trozo de pastel. Había comenzado a sentir náuseas. Se levantó del banco de la barra y caminó fuera del local. En la calle habían más policias de los que había calculado, los dos hombres que estuvieron dentro del café con él momentos antes hablaban con uno de los oficiales, aparentemente, el de mayor rango. Los miró un momento y el estómago le comenzó a hacer un ruido que conocía I was drunk indeed -pensó -there´s no other explanation.

Ahora todo comenzó a darle asco, el olor del café, el olor de la comida que se preparaba adentró, los recuerdos del pastel y el aspecto del policía torpe. I have to go back.

Say it! Katrina, say it. No dije palabra alguna, ella parecía molesta, me gritaba su nombre, me insultaba say it, you scumbag, Katrina! Con un acento muy raro.

Sabía que si no llegaba pronto a su casa sucedería lo inevitable, no quería dar un espectáculo en la calle Once, once I loved. And I gave so much love... apretaba los ojos y tragaba saliba constantemente, trataba lo mejor posible de contenerse. Nunca se ha arrepentido tanto de algo en su vida que de haberse emorachado. Metió las manos en las bolsas de su chamarra y se apretó el etómago, éste hizo un primer amague que pudo contener en la traquea, apretó el paso y trató de no pensar en nada. Sacó la mano derecha y se la pasó frenéticamente por la cara mientras desandaba sus pasos. Apesar de que el sol había comenzado a dar de pleno en la calle, él sentía cada vez más frío. El colón comenzó a arderle y el estómago se le comprimía con estertores violentos y consecutivos.

¿Por qué me grita? Un grito sordo y unas palabras que no reconocía. Golpes en la espalda, como un tambor. ¿Por qué me gritas? Ni una palabra, nunca. Intentaste ahorcame. You choked me. En aquel momento, justo antes de que se diera cuenta que tenía la mandíbula trabada, había pensado que no le había advertido que estaba en su período. Por eso estaba molesto, por eso no decía nada, por eso apretó cada vez más fuerte. Por eso lo golpeaba ¿por eso me insultaba?

Había llegado a la puerta de edificio, tuvo que vomitar ahí, pero no se detuvo. Abrió y subió lo más rápido que pudo por las escaleras, one, two, three, four... tosió asquerosamente y apenas logró meter la llave y hacer girar la perilla de la puerta de su departamento. Estaba abierta. ¿Qué hacen todos estos aquí?

Les digo que estaba en su período y no me avisó.
Sin lograr entrar al baño, impedido mejor dicho, se dobló en la pared del recibidor, donde estaba la mesita con las fotos familiares. Sus hijos sonreían inocentemente en el parque, su esposa lo señalaba, enmarcada, como reclamándole que, a pesar de haber destruido su matrimonio, no hubiera podido dejar de beber.

Eres tan cabrón como pendejo, pero así te vamos a llevar.

Nunca me arrepentiré de nada en la vida, nunca tanto, como haber estado borracho.

Breathe, breathe in the air, don´t be afraid to care.
Leave, but don´t leave me.
Look around, chose your own ground.

Afuera del edifició, todos los pelotones policiales apuntaban a la entrada, la calle llena de curiosos brillaba con un sol hermoso, como pocos. El olor a vómito en su chamarra lo hizo vomitar más, para deleite de sus compañeros de desayuno. ¿Quién lo iba a decir? Creíamos que era un profesional, un sádico.


Run, rabbit run. Dig that hole forget the sun.

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