Insisto en que no sé cómo sucedio, si alguien lanzó un hechizo sobre mí; lo ignoro, si fue el mal de ojo (del ojo digital) o si fue un castigo divino. Lo más que puedo atinar a decir es tratar de recapitular lo sucedido: mi madre, mi hermano y yo, estabamos en algún lugar de la colonia El Cerrito, cuando vi una palmera, alta, alta y decidí que sería un bueno objeto para fotografiar. Saqué la cámara de su estuche, la encendí, me aseguré de quitarle el flash, enfoqué y kablám! De repente la imagen, en lugar de entrar por mis ojos, estaba en mi mente, más que una imagen externa era como un recuerdo, como la vez que me caí en la primaría y me rompí los dientes. Mi cabeza comenzó a hacer un ruido mecánico y mi visión, de saberlo, era como la de un cíclope. Perdí el sentido de profundidad. Fue unos momentos después, trás el grito de terror de mi madre que me di cuenta que algo no estaba bien. Me apresuré a una de las portezuelas del coche y vi mi imagen reflejada: mi cabeza se había convertido en un rectángulo negro con bordes plateados (imitación de aluminio) tenía un calcomanía que explicaba todas mi cualidades tecnológicas. En mi mano, como un trofeo pequeño de alguna tribu de Nueva Guinea: una diminuta cabeza, la mía.
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...La prueba...
A partir de hoy no sé cómo podré salir, seré como el personaje grotesco de la televisión. Cabezón e insolente.
Espero que la gente no abuse de mí.
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...La culpable...
3 comentarios:
Pues qué bien por ti, un cambio no te sentará mal. Pero eso sí, cuida mucho tu lente porque si se raya, ya valiste... Suerte con tus enfoques y diviértete mucho, que la cuestión se trata de eso.
Saludos,
Deyanira.
hey niñito cámara! ya postea!!!!!
jejejeje
ya quiero ir a la playa!!!
besos
Me sucedió! Lo viví! Estuve ahí! En algún momento que, de la nada, vi como volvió a transformarse. No puedo decir que no tuve miedo. De repente sus ojitos perdieron enfoque y sólo pude concentrarme en que seguro me veía a través de pixeles.
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