viernes, 24 de febrero de 2006

Para soñar

De regreso en mi casa -eran las 9:45 -descrubrí a Mota, mi gato, muerto. Estaba tirado enmedio de la sala, en el mueble donde guardo su alimento había señales de su frenesí. Lo levanté, lo metí en una caja de zapatos y lo deslicé bajo la cama. Lo menos que puedo hacer es concederle la venganza e imponerme la penitencia, de no dormir bien por el resto de mi vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los ASESINOS, dicen, nunca duermen bien.Hoguera!!! Hoguera!!!
Saludos,
Deyanira.