Los viajes, por cortos que éstos sean, siempre han sido una de las fascinaciones de mi vida. En el camino al destino cualquiera que esto sea, uno va dejando un poco de sí, vaciándose, para llenarse inmediatamente por trozos e imágenes difusas, como las de una toma de barrido. A veces he llegad a creer que lo realmente sustancial de los viajes no siempre es el destino o las actividades ahí planeadas (debemos recordar que no siempre suceden como las esperamos) sino el camino, lo que sucede para llegar al destino; los viajes son como la vida: no lo que uno haga de ella al final sino cómo la vivió, como fue el camino.
Mañana salgo a un corto viaje y no sé si quiero tomar fotografías. Ya veremos qué pasa.
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