Con todas las prisas que he tenido últimamente me ha resultado bastante difícl sentarme para escribir algo, los pensamientos que me rondan, en torno a lo que está sucediendo en el país: la privatización del petróleo.
Al escuchar y leer todo lo que se ha dicho por parte de los impulsores y los detractores -de entrada me identifico con estos últimos por cuestiones más bien diferentes -no puedo evitar que me asalte la idea de la 'reconquista'. Una de las cuestiones que me animan hacer lo que hago, la razón; el motor principal, es la idea de que México, como nación y sus naciones internas, ha sido objeto de grandes y gravísimas vejaciones desde los tiempos de la colonia; sin embargo, lo que me parece lo más estruendoso ha sido, siempre, la cuestión de la 'independencia' que terminó con el período colonial. Mi interpretación de ese particular hito de la historia de México como nación, siempre se ha movido en el sentido de que no fue otra cosa que una gran mentira para la masa y un buen pretexto para las cúpulas, para usufructar con los recursos de esta tierra. Después de casi doscientos años de esta 'vida independiente' los que se quedaron a cargo de la administración de tan abundantes bienes, hartos del saqueo y al mismo tiempo supremamente incompetentes, deciden, hoy, la salida más fácil: regresarle a aquellas potencias coloniales, lo que 'por derecho divino' tenían.
Cuando leí que la empresa española REPSOL, estaba a cargo de la administración y suministro de gas y electricidad en Colima pensé inmendiatamente en las minas de plata de Taxco y Zacatecas, del oro de San Luis y de las maderas finas y fauna inigualable de las selvas del sur. En pocas palabras: conquista 'recargada', bañada en necesidad.
Para mí no hay otra explicación que esa para lo que está sucediendo, después de años de estupidez y de administradores ambiciosos y timoratos, ahora, bajo la idea de la legalidad y el bienestar del país, del 'rescate del tesoro de las profundidades', les regresan, como si fuera una deuda histórica, como la retribución a largo plazo de un insulto perpetrado hace años, a los españoles y a otros tantos. Nada más para quedar bien.
No sé qué pasará, hoy la propuesta fue enviada al congreso. Lo que sea que suceda marcará, no me queda la menor duda, un presendente para lo que habrá de ocurrir en lo sucesivo, tanto en la vida de todos los que aquí vivimos, como para los que desde lejos, esperan observan y mueven sus piezas.